Educar a niños en nuestra patría es sin lugar a dudas un camino insierto, pensando en un primer momento en cuánto y cómo son atendidos esos nniños en el hogar, la escuela y por el estado, de estos elementos tripartitos, sólo los dos primeros sienten preocuparse y el tercero, el más fundamental siempre opta por el olvido.
De esta realidad extraemos interrogantes que todo docente con la responsabilidad debida se hace:
- ¿Es posible educar a niños que asisten a la escuela preocupados en correr a las calles por pedir una lismosna?
- ¿Es posible educar a niños con problemas de desnutrición?
- ¿Es posible educar a niños con un abecedario de problemas?
Existen muchas más interrogantes, y como respuesta de casi todas radica en la irresponsabilidad de los gobiernos que nada hacen por cambiar el rostro marchitado de los niños por uno que con ansias contemple su naturaleza sin estar imerso en el clima de contrariedades.